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Fuera de Serie
Yoga como antídoto en el confinamiento en casa por coronavirus de la mano de Patricia Galatas
Esta disciplina milenaria fue la cura vital de Patricia Galatas y ahora sirve de vía de escape para las personas confinadas en su hogar. La «yogui», que da clases en directo por Instagram, anima a aprovechar este tiempo para reconectar.
«De los peores momentos se extraen las mejores lecciones de vida. Y el yoga ha sido la medicina que salvó la mía. Me ha hecho más fuerte». Hace ocho años, Patricia Galatas (Madrid, 25 de octubre de 1969), la yogui y wellness coach de personajes como la socialite Tamara Falcó, el interiorista Lorenzo Castillo, la productora de MasterChef Macarena Rey y el empresario Javier Goyeneche, entre otros rostros conocidos, recibió el golpe más duro. Perdió a su marido Fernando, al que estaba muy unida. Aquel diciembre de 2011, el cáncer desvaneció todo su mundo. «Toqué fondo y sentí que una parte de mí se apagaba. No solo era mi compañero, hasta trabajábamos los dos juntos. Me aislé completamente y no dejaba de hacerme preguntas. Pensaba, ¿qué voy a hacer ahora? ¿Quién soy yo?». La huida fue la única solución a tanta tristeza. Deportista desde niña, dejó todo atrás para embarcarse en una aventura que le llevó a recorrer parte de Europa, México y Estados Unidos en busca de maestros de yoga. «Nunca me planteé ser profesora. Es algo que surgió de manera natural».
Las primeras prácticas en Italia, cuenta, le conectaron tanto consigo misma que le emocionaban hasta hacerle llorar. La disciplina le sirvió para salir del triste estado en el que se encontraba. A sacar fuera tanto dolor. «En Los Ángeles fui elegida por el maestro Master Zi, quien me enseñó el Naga, un yoga muy activo ligado a las artes marciales. Solía decirme siempre: ‘Tienes que arder para que puedas renacer’. Fue entonces cuando me planteé seguir formándome en serio, quizás había nacido para esto, y acepté una bonita oferta de trabajo en Cuixmala, Careyes [México]. Yo completamente sola, sin conocer a nadie, en medio de la naturaleza dando clases de yoga a tiempo completo durante siete años», relata. Entre sus alumnos tenía a jugadores de polo de gran envergadura que le decían que gracias a ella respiraban y dormían mejor.
Su camino vital le recuerda en cierto modo a la actual situación vivida por el confinamiento en el hogar por el coronavirus. «Compartimos una pérdida, que en mi caso fue enorme, la de mi pareja, y ahora para las personas es esa falta de libertad que nos impide salir y compartir. Un aislamiento para superar lo malo: el mío fue romper con mi pasado viajando y para todos es un encierro forzoso en casa para no contagiarnos, cambiando nuestras rutinas habituales y sacándonos del ritmo frenético y la vorágine a la que estamos acostumbrados. Y un denominador común: la ayuda del yoga como vía de escape. Quien se siente perdido o agobiado solo necesita una esterilla en su salón para alinearse y dejar de perder el tiempo con la televisión».
Esta disciplina milenaria fue la cura vital de Patricia Galatas y ahora sirve de vía de escape para las personas confinadas en su hogar. La «yogui», que da clases en directo por Instagram, anima a aprovechar este tiempo para reconectar.
Una esterilla en el salón
LA GARZA. Variación de «Krounchasana». Aumenta la fuerza y flexibilidad en articulaciones y músculos de las piernas. Beneficios: fortalece el core, calma y reduce el estrés.
Instagram está siendo la vía que utiliza para poder conectar con la comunidad. «El bienestar y la salud son más que nunca una prioridad. Doy clases en mi cuenta personal y formo parte de una bonita iniciativa de Ecoalf», desliza. Tras haber participado en el diseño y la supervisión de la primera colección de yogawear sostenible de la firma española han contado con ella para impartir sesiones en directo todos los lunes, a las ocho y media de la mañana, para empezar con energía el primer día de las semanas de confinamiento. La iniciativa tuvo tan buena respuesta que trasladaron la sesión a las seis de la tarde, cuando podían conectarse a la clase virtual centenares de personas. Está dentro de un calendario semanal que Ecoalf ofrece para entretener a sus seguidores y animarles a activarse. «Es un chute de buen rollo. Puede que esta crisis sirva para modificar la forma en que se ofrecen los servicios, y online puedes llegar a muchas más personas».
Pregunta. El yoga es una disciplina milenaria, con su mitología, maestros, escuelas, técnicas y cientos de asanas. ¿Por dónde empezar?
Respuesta. Experimentando nuestro mundo interno desde el espacio de seguridad que nos proporciona. Aislarte del exterior es un proceso desconocido pero edificante. Pasas contigo todo el día y empiezas a darte cuenta de lo superfluo y de lo verdaderamente importante. Siempre pienso que sin esta disciplina no sé cómo hubiera acabado y, viendo toda la gente que me contacta estos días para iniciarse o retomarlo, ojalá les pueda servir para dar un sentido a sus monótonos días. Pararse, mirar dentro y soltar esas cargas que nos van convirtiendo poco a poco en una olla a presión.
P. ¿En qué cambia una práctica «online» respecto a la presencial? ¿Qué comentarios recibe de los usuarios?
R. Con enfermos cerca, seres queridos marchándose a los que ni siquiera puedes despedir, sin poder abrazarnos o ante situaciones difíciles encerrados en el hogar, para ellos es un alivio. Me dicen que es como un regalo. Que les relaja y les enfrenta mejor a los problemas. Obviamente, siempre es preferible que un maestro te corrija, pero una sesión por smartphone también va a ser beneficiosa.
P. ¿Hay algún momento del día que sea mejor para la práctica?
R. Los yoguis solemos empezar el día con yoga porque muchas de las tareas que realizamos hasta tomar el desayuno se suelen hacer con el piloto automático encendido, y para evitar esa desconexión y aprovechar desde primera hora el día es fantástico crear una rutina propia de bienestar. Si desde que te levantas te fijas propósitos positivos, las horas van pasando de otra manera. De todos modos, cualquier momento es bueno y mucha gente por trabajo prefiere hacerlo por las tardes. Puede que al principio cueste un poco, pero enseguida se van notando los beneficios y se agradece ese camino de autoconocimiento.
P. Cada vez existen más firmas deportivas enfocadas a las prendas de yoga y se multiplican las marcas de esterillas y hasta de bloques. Aunque sea desde el salón, ¿qué material, espacio y equipamiento es recomendable para la práctica?
R. Solo necesitas invertir en una buena esterilla. No hace falta que sea la más cara, pero tampoco vale cualquier colchoneta fina de gimnasio que tengamos por ahí. Aconsejo que sea antideslizante para no resbalar en asanas como el perro boca abajo, porque nos va a ayudar a enraizar con el suelo. Respecto a la ropa, para ganar flexibilidad resulta fundamental que sea cómoda, como una segunda piel. Huyo del poliéster y de las costuras que limiten mis movimientos.
P. ¿Por qué muchos «yoguis» montan un mini altar con velas, incienso y una imagen inspiradora? Música, ¿sí o no?
R. Se trata de crear un rincón de calma. Sin entrar en ninguna creencia, esa esquina de casa se carga de una energía especial y genera un ambiente de relax. Yo suelo utilizar playlist con sonidos de naturaleza.
P. A juzgar por las posturas acrobáticas, a las que también han contribuido las redes sociales, parece que el yoga esté hecho únicamente para personas flexibles y con una figura determinada. ¿Por qué esta obsesión de poner el pie detrás de la cabeza? ¿El yoga es para todos?
R. Por supuesto, nuestro problema son las creencias limitantes. Es lo primero que me responden mis alumnos cuando explico alguna posición: «Eso yo no lo puedo hacer». Hay que tener la mente abierta, quitarnos las ideas preconcebidas y ser conscientes de que esto no es de un día para otro. Detrás de las asanas que ilustran estas páginas hay un fortalecimiento muy bestia de brazos y hombros, mucha técnica y una flexibilidad que se va ganando con la práctica. Siempre mando el mensaje de no dejarse imponer y acabar con los mitos: el cuerpo es el mejor elemento para trabajar la fuerza.
P. ¿En qué se diferencia esta disciplina de otros deportes bajo su punto de vista?
R. En la respiración, que guía todo el entrenamiento. Hay gente que piensa que el yoga solo da flexibilidad pero también te pone fuerte y te beneficia a nivel mental. Y eso es todo gracias a la respiración.
P. Yoga en sánscrito significa unión de cuerpo, mente y espíritu. ¿Cómo conseguimos armonizar los tres?
R. Centrándonos en el presente y concentrándonos en la inhalación y la exhalación. Tú, aquí y ahora. Este parón está demostrando que vivimos deprisa, con niveles de estrés muy altos. El yoga nos ayuda a dejar de ser autómatas. Saldremos de esta reforzados, y seremos más humanos, fuertes y compasivos.